jueves, 28 de enero de 2010

Del islam al cristianismo: mi historia


Hay lugares donde la libertad no existe. Y nacer en esos sitios es cargar con unas cadenas irrompibles toda la vida, pudiéndote librar de ellas únicamente con tu muerte. Hay personas que no ven esas cadenas, aunque carguen con ellas, porque no han tenido ocasión de verlas y saber que otras personas no cargan con ellas o piensan que ha así ha de ser. Y aquel que dude de que esas cadenas son las que se han de llevar y se atreva a desafiar y querer deshacerse de ellas, irá al infierno y habrá de morir.
Hay lugares en el que al segundo de nacer tu futuro ya está escrito, por tu raza, sexo y religión impuesta. El término elegir no existe. Cuando a los pocos años de vida tus padres te comprometen con otra persona y deciden por ti con quien te casarás y a quien deberás amar.
Donde nacer mujer es no ser prácticamente nada. Pues en un libro está escrito que el hombre es superior a la mujer. Y cuando él tiene derecho a todo y por todo es excusable, la mujer no.
Un lugar donde la tradición, la fé, el honor, lo que siempre ha sido y siempre será, es mucho mas fuerte que cualquier lazo familiar. Pues seguir la ley, seguir lo que la religión dice, está por encima de todo lo demás. Y no se puede discutir, no se puede reflexionar, ni cuestionar y mucho menos si se es mujer.
En este libro se habla de las cadenas del islam, las que se cargan a todo aquel que nace como musulmán y muestra una de las excepciones a la regla, una mujer que sigue viva después de desafiar la ley, pagando por supuesto un precio por ello.

Sabatina james (pseudónimo) se atrevió a romper las cadenas y seguir viva para escribir su historia. Su historia como mujer occidental atrapada en el cuerpo de una mujer paquistaní y todo lo que ello conlleva. Su rebeldía se fraguó en su adolescencia al vivir en Austria, país en el que descubrió otra forma de vida, desde los diez hasta los dieciséis.
Sentimientos encontrados, la soledad y el desamparo constituyeron su vida durante años.
Un ejemplo de valentía al elegir un camino arduo y difícil con el que poder forjar otro destino no impuesto.
Deberéis leer el libro para conocer su historia. Aunque os diré que renegó de su fe islámica, cuando ya no encontraba apoyo en ella, cuando las respuestas no tenían sentido y abrazó una nueva fe, el cristianismo, a manos de un amigo que le regaló una biblia y en la que si encontró más apoyo y sentido.
Por todo ello pagó un precio, un precio muy alto. Toda su familia renegó de ella y le dio dos semanas para volver a profesar el islam o morir. Pues rige la sharia, la ley islámica según la cual, entre otras cosas, la persona que abandona el islam ha de morir, ha deshonrado a la familia y cualquier musulmán puede matarla sin castigo alguno.
La verdad es que me asusta toda esa intolerancia, esa inflexibilidad, donde solo hay una forma de ver las cosas, y en donde sino piensas como yo, voy a por ti.
Hay cosas que no entiendo. Y sé que hay personas que sin seguir la sharia, también tienen ese pensamiento.
Esta chica nos relata su experiencia de vida, muestra una realidad, no de hace tanto tiempo, pues tiene actualmente unos 27 años.
Hay muchas chicas que no han tenido la suerte de ella de poder escapar y han muerto por esa ley a manos de sus familiares o amigos.
Ha habido chicas que han sido violadas y se han suicidado, antes de ser asesinadas o despreciadas, pues la mentalidad de la mujer de allí es que si te han violado es por tu lo habías provocado o algo habías hecho.
Actualmente todavía hay mujeres que mueren lapidadas.
Creo que como occidental, como europea y como persona hay cosas que no entiendo.
Mando un pensamiento al aire, una oración por todas esas chicas, todas esas personas, y por todo aquello que no entiendo.

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