Creo que una de las cosas para ser feliz o tratar de serlo es tener metas por las que luchar, sueños e ideales que nos mantengan vivos y no permitan que nos anclemos esperando los días pasar.
Pero tener metas puede producirnos frustración y hasta cierto grado de desesperación al no poder ver realizado nuestro objetivo en el tiempo que estimamos adecuado para ver resultados.
Y esto se debe a que la paciencia es una virtud o eso se dice. Una virtud que poco posee esta sociedad acostumbrada a los resultados rápidos y en poco tiempo, a la fama efímera, al poco esfuerzo con mucho éxito que con la misma facilidad que viene, se va.
Supongo que podrás entenderlo, si alguna vez has llegado a pensar que has perdido el tiempo en esa actividad o trabajo que estabas haciendo porque no te conduce a nada o crees que no te ha servido para nada, cuando vas a la primera entrevista de trabajo y no te contratan, y en la segunda tampoco, cuando dedicas una tarde entera a estudiar una asignatura y solo consigues entender y estudiar bien un tema o cuando te esfuerzas mucho en conseguir algo y aún así no lo logras.
Hay que entender que a veces hay cosas que no tienen que ser, por mucho que estemos convencidos de lo contrario o han de ser pero no en el momento en que nosotros lo anhelamos, sino a veces de la manera más inesperada, y por los caminos que menos imaginamos, nunca se sabe las vueltas que puede dar la vida.
Por todo ello yo quiero crecer como el bambú japonés y te animo a crecer igual.
El bambú japonés es una planta que en seis semanas es capaz de alcanzar hasta más de 30 metros de alto, pero en realidad ha necesitado que hace siete años se plantaran las semillas y durante todo ese tiempo se regaran. Por lo que en realidad para crecer tanto ha necesitado siete años y seis meses.
Durante esos siete años de aparente inactividad el bambú iba creando un complejo y fuerte sistema de raíces que le permitiera sostener y hacer frente al rápido crecimiento que iba a soportar después.
Igual que el bambú hemos de crecer, madurar y aprender de todo lo que hacemos, nos rodea, de nuestros fracasos o supuestos fracasos; y cogerlo todo de manera que nos aporte y ayude para seguir esforzándonos, sin desesperarnos hasta alcanzar el éxito.
3 comentarios:
No recuerdo donde lo escuche....ni quien lo decia....pero tenia muchisima razon.
Para que un hombre sea feliz...debe superar sus metas y terminar sus proyectos. La satisfaccion de terminar un proyecto es....eso es felicidad. Jejejee animo con el blog!
Muy sabias palabras... paso a paso, sentando las bases, observando las oportunidades y haciendo los movimientos adecuados, la realidad se doblega finalmente a nuestros deseos... pero cuidado, siempre hay algún precio o consecuencia!
Además el bambú, a medida que va creciendo y es más fuerte, se va haciendo más flexible.
Y sus nudos bien podrían ser los momentos de dificultad que, una vez superados, le hacen seguir creciendo sin dejar de proyectarse hacia lo alto.
¡Hay mucho que aprender del bambú!
¡Gracias Isa!
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